El café es una bebida que muchos disfrutamos a diario. A algunos nos gusta concentrado y a otros más suave. Al final es cuestión de gustos y no existe una forma correcta de beberlo – lo importante es partir de una buena base.
A veces el café no sale todo lo bueno que esperas. No siempre es culpa del café, hay otros factores.
Pero… ¿Por qué?
Presta atención a los 13 errores más comunes al prepararlo y que quizás vos también descubras cuál estás cometiendo:
1. No has hecho un mantenimiento correcto a tu cafetera
Tu cafetera es una máquina, y como tal debes mantenerla limpio y conservarla en perfecto estado. Si no lo haces, te arriesgás a que las bacterias infecten tu café y le den un mal sabor – dejando hasta el café de la mejor calidad en muy mal estado.
Recuerda que cada cafetera tiene sus propias características. Asegúrate de limpiar bien la tuya sin dañarla.
2. El agua que usas no es la más adecuada
El agua es parte fundamental del café… ¡Imaginate el impacto que tiene!
Lo primero, asegúrate de que sea agua limpia y libre de impurezas. Controlá, dentro de lo posible, de hacer café con agua filtrada y/o purificada. Si utilizas agua del grifo, depende de donde estés, te hará falta filtrarla más o menos.
Poniéndonos un poco más técnicos, el café debe hacerse con agua de una dureza de entre 17 y 85 mg por litro.
Respecto a la temperatura, te recomendamos no infusionar tu café con agua hirviendo, sino muy caliente. Dejala reposar un minuto tras hervir.
3. Añades otros productos de baja calidad
Ya que has decidido mejorar tu café y beberlo con todas las propiedades de un café de alta calidad, asegúrate que cualquier producto que añadas sea también de calidad… ¿Pondrías neumáticos de baja calidad a un auto deportivo o de gran lujo?
Azúcar, edulcorantes, leche, especias… Añade al café lo que quieras, vos sos el dueño de los sabores que te gustan y de tus propias preferencias. Pero elegí bien, o podrías dañar la infusión.
4. Tu cafetera está pidiendo a gritos la jubilación
Otro error que vemos con bastante frecuencia es pensar que las cafeteras son inmortales,
¡aunque algunas parece que lo sean!
Tu cafetera es una máquina, muchas veces compleja, donde las juntas, arandelas, y demás piezas deben estar en perfecto estado para que tu café se prepare con la presión adecuada… Asegúrate que la tuya no sea demasiado vieja, ya que los materiales habrán dado todo de sí. Revísala a menudo, y ante la duda, cambiala.
5. Tu café no está bien molido
Error típico donde los haya… Pero no te culpes, hasta ahora nadie te había enseñado cosas tan básicas del café como ésta – es posible que tu café no salga todo lo rico que esperas o incluso que no sepas aún todo lo bueno que puede salir, todo por un punto de molienda incorrecto.
Cada cafetera requiere un grosor particular para el café molido, y esto es un mundo. Para simplificarlo lo más posible, los hemos dividido en tres grupos:
- Cafetera de cápsulas tipo Nespresso –>> Molienda muy fina.
- Cafetera de espresso —>> Molienda fina
- Cafetera de filtro, italiana o moka, V60, Chemex, Aeropress, Prensa Francesa… —>> Molienda gruesa.
Asegúrate también que tu molinillo está en buen estado. Si no lo está, es posible que la molienda no salga homogénea y tengas un café molido de forma irregular (fino y grueso mezclado).
6. Tu receta no es la mejor
Cada uno tiene su forma de preparar y beber café, de eso no hay duda. A unos nos gusta solo o espresso, a otros con leche, a unos de filtro y a otros en cápsulas… ¡Todas son válidas!
Pero… ¿Te has parado a pensar que quizá tu receta no es la que más va contigo? ¿Y si estás preparando tu café como te han enseñado, pero hay otro método que aún no has probado y, posiblemente, te guste más?
Animate a probar otros métodos, otras recetas.
7. La calidad de tu café no es lo suficientemente buena
Si has llegado hasta aquí, seguramente no sufrirás más de este problema – del que, por cierto, es víctima mucha gente.
Hay café industrial que, por la escala de su producción, no es recolectado en su punto justo de maduración – por lo tanto la cereza no ha absorbido todos los nutrientes de la tierra que proporcionan al buen café esos sabores tan especiales; o tostado de forma agresiva… Todo esto daña al café y lo convierte muchas veces en una bebida amarga e incluso desagradable para muchos.
El café de calidad es un producto de artesanía. La cereza se recoge en su punto justo de maduración y tras haber absorbido los nutrientes de las plantaciones que lo rodean. Tras separar la semilla – el grano de café – del resto del fruto, éste se tuesta cuidadosamente. Y no hay más. El café es solo eso, cuidado y tacto, como las mejores cosas de la vida.
8. No estás usando la proporción correcta de agua y café
El café es una infusión, y para que la infusión salga con la consistencia que queremos, la proporción de agua y café debe ser la adecuada.
Hay muchas recetas para esto, y depende de muchos factores: personales y técnicos. Pero para no hacerlo muy complicado, te recomendamos utilizar 7 gramos de café por taza…
¡Una apuesta segura y sencilla!
9. El filtro de tu cafetera está sucio
Ni te imaginás lo que un filtro sucio puede hacer sobre el café.. ¿O si? Al final, cada gota del café que beberás es filtrado, es decir, pasa a través de un filtro. Si este filtro está sucio, toda esa suciedad pasa a tu taza.
Si utilizás filtro de papel, te recomendamos pre-lavarlo con agua hirviendo (la misma que utilizarás para preparar tu café). Si utilizás filtro de metal o cualquier otro, asegurate que esté bien limpio.
10. Tu café no está tan fresco como debería
El buen café es un producto natural. Como tal, puede sufrir oxidación o pérdida de propiedades. Para evitarlo, procura no almacenarlo por demasiado tiempo o, si lo haces, asegúrate que esté en su paquete, bien cerrado, en un sitio seco, alejado de olores fuertes y a la sombra.
Por suerte, hay paquetes de café que cuentan con un diseño especial, que los hace ultra resistentes y duraderos.
Recordá que para disfrutar de un café lo más fresco posible, éste debe haber sido tostado recientemente y, si es posible, que esté recién molido. Elegí un tostadero de calidad en el que tuesten con frecuencia, así que tu café siempre será fresco.
Y si no tienes molinillo en casa, pedí que te lo muelan en el momento de comprarlo, casi casi tan fresco como recién molido.
¿Te has parado a pensar cuánto tiempo llevará tostado y molido el café del supermercado?
11. No tomar el café en la taza adecuada
¿Sabías que hay personas que exigen que su café sea servido en una taza caliente? Hay gustos para todos, y para cada gusto hay una taza correcta.
No tendríamos espacio en este artículo para explicar las diferentes tazas y formas de presentar un café, ya que es sumamente personal: no existe una forma correcta, cada uno tiene la suya. Solo te podemos decir que procures que tu taza sea coherente con el café que tomas: si te gusta corto, utiliza una taza pequeña.
¿Sabías que, al preparar tu café en cafetera italiana o moka, lo mejor es esperar a que hierva en agua antes de poner el depósito del café?
Si te lo tenés que llevar, procurá que sea en un vaso de papel. Es cierto que el papel altera levemente el sabor del café, e incluso habrá gente que no lo tolere, pero la vida sigue y tenemos que ir a su ritmo, ¿no? Eso sí, aléjate de los vasos de plástico si el café que te llevas está caliente.
12. No tomar tu café recién hecho
Mucha gente prepara mucho café por la mañana, y lo va consumiendo a lo largo del día. Vale, esto es cómodo y no es del todo malo, pero el café irá perdiendo propiedades y, a la larga, lo notarás en el sabor: la primera taza no te sabrá igual a la última.
13. Beber el café demasiado caliente
Como con la comida, es mejor beber el café a temperatura corporal. Si lo tomás muy caliente, difícilmente podrás distinguir todo su abanico de sabores. No tengas prisa y déjalo enfriar hasta unos 37 grados o, más sencillo aún, hasta que te lo puedas beber de forma agradable y pausada.
Fuente: https://www.elespanol.com/